1. Interior, de noche. Salón de boxeo.
Un desvencijado salón de boxeo. Por aquí y por allá algunos ESPECTADORES que gritan vivas sin ton ni son. JONÁS se estrella contra la esquina del ring por el impulso del golpe de GERARDO que retrocede con los guantes en posición de defensa. Abajo, en una esquina, DON LAZARO los observa acuciosamente.
LA VOZ DEL REFERI
- Segundos afuera. Tercer round.
GERARDO baja los brazos, regresa a su esquina y se deja caer sobre el banquillo. El SECOND le quita el protector y le da un ligero masaje. DON LAZARO se acerca.
DON LAZARO (amenazante)
- Ni se te ocurra sacar otro de esos golpes.
Ese no vale nada y no importa que pierda,
pero tú sí, y hoy, sólo llegas al cuarto…
GERARDO lo mira lleno de furia y desprecio. DON LAZARO se aleja. GERARDO levanta la cabeza y se topa con el rostro de JONÁS que lo observa desde su esquina, una ligerísima línea de sangre brota de su nariz, mueve la cabeza negativamente y sonríe. GERARDO se oculta. Suena el llamado al siguiente round. GERARDO se pone de pie y se lanza contra JONÁS. DON LAZARO sigue los movimientos de uno y otro. Poco a poco comienzan a entrar en calor, el intercambio de golpes se hace violento: jabs en corto, ganchos, etc. GERARDO se crece, tira golpes que JONÁS no logra evitar. En un momento, GERARDO coloca un duro golpe en el rostro de JONÁS seguido de un gancho al hígado que lo hace estrellarse contra las cuerdas e irse de bruces sobre la lona. JONÁS se retuerce en el suelo. El REFERI detiene la pelea. DON LÁZARO golpea furioso las cuerdas, avanza hacia la esquina de GERARDO y sube al encordado.
DON LAZARO (sujetando por el cuello a Gerardo)
- Se acabo tu carrera, escuincle.
GERARDO escupe el protector y levanta el puño hacia DON LÁZARO, lo mira con odio fulgurante. DON LÁZARO retrocede. GERARDO se abre paso y avanza hacia JONÁS que está sentado sobre la lona, intentando respirar. Se arrodilla frente a él. JONÁS lo mira desde abajo y sonríe.
GERARDO (intenta sonreír)
- Mírate, si parece que te pasó por encima un desfile.
Estás todo abollado.
JONÁS (intrigado)
- ¿Te pidió que te cayeras?
GERARDO
- ¡Cómo crees!.
JONÁS (a punto de llorar)
- No importa, ya sé que no sirvo para esto.
Por el rostro de JONÁS ruedan dos lágrimas, se abalanza hacia GERARDO y lo abraza.
GERARDO (con dolor)
- ¡Ya!, no llores. No tienes que pelear más, déjamelo a mí.
Eres un valiente.
Quiero que mis amigos,
sin que se ofendan
me dejen sola.
Porque me da vergüenza
llorar con ellos
mi sufrimiento.
Aunque les agradezco,
que se preocupen
por mi dolor.
Siento que es preferible,
sufrir a solas,
mi cruel tormento.
Ha de surgir del cielo,
del infinito,
del más allá
el bien que necesito
que me reanime,
que me consuele.
Quiero que se me borren,
todas las penas
¡ay! que me dejo
él a quien yo adoraba,
y sin embargo
me abandono.
Cartas, retratos viejos,
hacen más triste
mi soledad.
Porque me traen recuerdos,
de horas felices
que no vendrán
Cruzan por mi memoria
sus juramentos, sus falsedades
que’pa diciembre fueron verdades
pero que hoy traiciones son.
Cruzan por mi memoria
sus juramentos, sus falsedades
que’pa diciembre fueron verdades
pero que hoy traiciones son
Quiero que mis amigos,
sin que se ofendan
me dejen sola.
Sufriendo a solas
José Angel Espinoza “Ferrusquilla”
Un desvencijado salón de boxeo. Por aquí y por allá algunos ESPECTADORES que gritan vivas sin ton ni son. JONÁS se estrella contra la esquina del ring por el impulso del golpe de GERARDO que retrocede con los guantes en posición de defensa. Abajo, en una esquina, DON LAZARO los observa acuciosamente.
LA VOZ DEL REFERI
- Segundos afuera. Tercer round.
GERARDO baja los brazos, regresa a su esquina y se deja caer sobre el banquillo. El SECOND le quita el protector y le da un ligero masaje. DON LAZARO se acerca.
DON LAZARO (amenazante)
- Ni se te ocurra sacar otro de esos golpes.
Ese no vale nada y no importa que pierda,
pero tú sí, y hoy, sólo llegas al cuarto…
GERARDO lo mira lleno de furia y desprecio. DON LAZARO se aleja. GERARDO levanta la cabeza y se topa con el rostro de JONÁS que lo observa desde su esquina, una ligerísima línea de sangre brota de su nariz, mueve la cabeza negativamente y sonríe. GERARDO se oculta. Suena el llamado al siguiente round. GERARDO se pone de pie y se lanza contra JONÁS. DON LAZARO sigue los movimientos de uno y otro. Poco a poco comienzan a entrar en calor, el intercambio de golpes se hace violento: jabs en corto, ganchos, etc. GERARDO se crece, tira golpes que JONÁS no logra evitar. En un momento, GERARDO coloca un duro golpe en el rostro de JONÁS seguido de un gancho al hígado que lo hace estrellarse contra las cuerdas e irse de bruces sobre la lona. JONÁS se retuerce en el suelo. El REFERI detiene la pelea. DON LÁZARO golpea furioso las cuerdas, avanza hacia la esquina de GERARDO y sube al encordado.
DON LAZARO (sujetando por el cuello a Gerardo)
- Se acabo tu carrera, escuincle.
GERARDO escupe el protector y levanta el puño hacia DON LÁZARO, lo mira con odio fulgurante. DON LÁZARO retrocede. GERARDO se abre paso y avanza hacia JONÁS que está sentado sobre la lona, intentando respirar. Se arrodilla frente a él. JONÁS lo mira desde abajo y sonríe.
GERARDO (intenta sonreír)
- Mírate, si parece que te pasó por encima un desfile.
Estás todo abollado.
JONÁS (intrigado)
- ¿Te pidió que te cayeras?
GERARDO
- ¡Cómo crees!.
JONÁS (a punto de llorar)
- No importa, ya sé que no sirvo para esto.
Por el rostro de JONÁS ruedan dos lágrimas, se abalanza hacia GERARDO y lo abraza.
GERARDO (con dolor)
- ¡Ya!, no llores. No tienes que pelear más, déjamelo a mí.
Eres un valiente.
Quiero que mis amigos,
sin que se ofendan
me dejen sola.
Porque me da vergüenza
llorar con ellos
mi sufrimiento.
Aunque les agradezco,
que se preocupen
por mi dolor.
Siento que es preferible,
sufrir a solas,
mi cruel tormento.
Ha de surgir del cielo,
del infinito,
del más allá
el bien que necesito
que me reanime,
que me consuele.
Quiero que se me borren,
todas las penas
¡ay! que me dejo
él a quien yo adoraba,
y sin embargo
me abandono.
Cartas, retratos viejos,
hacen más triste
mi soledad.
Porque me traen recuerdos,
de horas felices
que no vendrán
Cruzan por mi memoria
sus juramentos, sus falsedades
que’pa diciembre fueron verdades
pero que hoy traiciones son.
Cruzan por mi memoria
sus juramentos, sus falsedades
que’pa diciembre fueron verdades
pero que hoy traiciones son
Quiero que mis amigos,
sin que se ofendan
me dejen sola.
Sufriendo a solas
José Angel Espinoza “Ferrusquilla”