Cuando éramos jóvenes y al termino de una discusión apasionada uno de los triunfaba con brillantez, le decía al otro: "¡Lo tengo en la cajita!". Usted está ahora en la cajita, no saldrá de ella y no me reuniré con usted: aunque me entierren a su lado, de sus cenizas a mis restos no habrá ningún pasadizo.
Tú mismo me pediste que de hablar te dejara,
que ¡por favor! tratara de no pensar en Tí.
Hoy que guardo silencio,
mi dignidad te enfada
y a todos les has dicho
que me olvidé de Tí.
Si los rayos de luna contaran
las veces que paso
fijandome en ellos
y pensando en Tí.
Si las olas del mar te dijeran
las veces que he escrito
tu nombre en la arena
llorando por Tí.
Si la brisa sutil recogiera toda mi ternura
y al pasar junto a Tí te la diera
por ser para Ti.
¿Qué dirías de mí?
Que te quise como en éste mundo jamás se ha querido
y sufro el martirio de vivir sin Tí.
¿Qué dirías de mí?
Maria Greever
que ¡por favor! tratara de no pensar en Tí.
Hoy que guardo silencio,
mi dignidad te enfada
y a todos les has dicho
que me olvidé de Tí.
Si los rayos de luna contaran
las veces que paso
fijandome en ellos
y pensando en Tí.
Si las olas del mar te dijeran
las veces que he escrito
tu nombre en la arena
llorando por Tí.
Si la brisa sutil recogiera toda mi ternura
y al pasar junto a Tí te la diera
por ser para Ti.
¿Qué dirías de mí?
Que te quise como en éste mundo jamás se ha querido
y sufro el martirio de vivir sin Tí.
¿Qué dirías de mí?
Maria Greever
No hay comentarios:
Publicar un comentario